INTRODUCCION AL PEREGRINO


INTRODUCCION AL PEREGRINO

PRESENTACION
Esta historia, es algo más que le debo a mis padres.
Empezó por un primer viaje en piragua, desde Alicante a Tánger. Lo que me sirvió para darme cuenta que la piragua no era el medio de transporte ideal, para viajar por África.
A este viaje le siguió otro, en bici por el continente Africano, de unos tres meses pasando por los países de Marruecos, Mauritania, Senegal y Mali.
A la vuelta de este viaje, tenía un nuevo proyecto de viaje y no tarde en partir con mi piragua, desde Alicante a Sicilia.
Este año 2010 he llegado a Suráfrica en bicicleta, atravesando un total de quince países, desde mi ciudad Alicante.

martes, 14 de diciembre de 2010

EL ULTIMO VIAJE

No sé cómo empezó esto, siempre había sido un muchacho inquieto, al que le gustaba ir de una parte a otra. Había viajado por gran parte del mundo y mi vida discurría de un viaje a otro, la verdad que me quedaban pocos sitios por conocer. Pero me alegre el día que conocí a un gran viajero, el iba a cambiar el sentido a estos viajes, miraría algo más allá de donde llegaba la vista.
Como lo encontré, de la manera más insólita, pescando en una roca. Yo paseaba por una de las playas de mi ciudad, cuando observe a un señor muy delgado, pescando con una pequeña caña, al borde de una roca. Me dirigí hacia el dispuesto a entablar conversación pero fue primero, en saludarme y darme las buenas tardes. Era como si supiese que nos íbamos a conocer. Estuvimos hablando un largo rato y ya se había hecho de noche pero ese no sería el único día que lo vería. Pasaron un par de días y volvía a pasearme por esa playa y ahí estaba el, pescando en la misma roca. Ese día volvimos a entablar conversación pero esta vez me estaba sonsacando todo lo que quería, ya se estaba enterando de todo, de mi partida para el siguiente viaje, a donde iba y si iba solo, era increíble ponía tanto entusiasmo, cuando lo preguntaba, que eras incapaz de no contestarle, o mentirle. Pero el tercer día que lo vi fue cuando se declaro, ese día estuvimos hablando hasta bien entrada la noche, me conto toda la vida de un gran viajero que era él y que no había parado hasta que decidió enseñar, como maestro que era. Pero llego la hora de despedirse y me invito a dar un paseo a la mañana siguiente por las montañas más altas de mi ciudad. Yo recuerdo que le dije; ahí se queda esperando que le piquen. Y él me contesto; yo no espero nada y recogió su caña sin anzuelo.
A la mañana siguiente, este increíble señor me iba a cambiar todos mis planes, subimos hasta lo más alto y por el camino no nos dirigimos la palabra. Yo temía que estuviese cansado y de vez en cuando, sugería parar a descansar pero remugaba y seguía andando y así llegamos a la cumbre de ese alto pico. Cuando llegamos lo primero que me pregunto fue; ¿que ves? Yo tenía una impresionante panorámica, de todo lo que me rodeaba y sin pensármelo mucho le respondí; todo. A lo que el replico.
Eso no es cierto. Tienes que  respirar profundamente e impregnarte de eso que lleva ese todo. No es fácil para lo que te sugiero  que hagas tres viajes, uno por las tierras, que te vieron nacer, otro por  el lugar más diferente que conozcas y otro por el desierto. No importa el tiempo que emplees, te darás cuenta que has acabado cada viaje cuando te nazcan esos sentimientos, que te exigirán nuevas sensaciones. Después de estos tres viajes nos volveremos a ver para que me cuentes como te ha ido.
Bajamos, la montaña juntos y nos despedimos. Ese mismo día iba anular mi siguiente viaje y a  la mañana comenzaria un viaje, que empezaría caminando por las calles de mi ciudad, yo desde bien chico había caminado por ellas pero ahora las tenía que ver de una forma diferente aunque no sabía cuál y poco a poco me iba alejando mirando y buscando, como cuando estas viajando. La verdad que ya tenía algo diferente, yo nunca había experimentado esta sensación en mi ciudad. Descubrí un montón de cosas que nunca hubiese sabido de otra manera y me invadió una la inmensa inquietud por conocer, como era posible eso en un sitio donde viví gran parte de mi vida. Me di cuenta que el primer viaje había concluido.
Fue entonces cuando cogí un avión para que me llevase a un lugar muy diferente y al aterrizar descubrí; el hambre, la enfermedad, la necesidad…Pero si quería continuar mi viaje tenía que vivir con todo esto y la lastima se apoderaba de mi, dándome cuenta de que otro gran sentimiento había invadido mi espíritu y por lo tanto era hora de comenzar mi tercer viaje para lo que escogí, el desierto más inhóspito y frio, el Polo Norte.
Que trataba de buscar allí donde no había nada pero quizás fue el  viaje más interesante, caminaba por sus inmensas y frías llanuras, ausentes de vida y conocí a una persona que era yo mismo, riéndome  y llorando con ella. Y otro gran sentimiento me invadió, queriendo volver allí donde había partido. Volví a subir la montaña y encontré a esa misma persona, más anciana, contemplando desde su cumbre.
Sabia, que algún día volverías. Y bien ¿Qué has visto? Me pregunto.
Lo primero que conocí fue el saber, que me hizo perder el miedo y me enseño la libertad.
La voz del maestro enmudeció, ahora estaba preparado para emprender un camino del que aun quedaba mucho que aprender.

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